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sábado, 27 de julio de 2019

Alimente a sus hijos saludablemente


Todos los padres quieren que sus hijos estén sanos. A medida que los niños comienzan a crecer, de igual forma comienzan a pasan por toda clase de cambios físicos notables, en los que la ingesta de alimentos juega un papel muy importante para su crecimiento y desarrollo. Diversas investigaciones desarrolladas a lo largo del tiempo, han demostrado una y otra vez que la alimentación nutritiva no sólo hace que los niños sean más saludables, sino que los hacen emocionalmente más estables y los ayuda a mejorar en su rendimiento escolar. Es por ello que prestar atención a la dieta de nuestros hijos trae consigo grandes dividendos.

Lamentablemente, los hijos no suelen pensar de igual forma. Al ser jóvenes, los muchachos son fácilmente influenciables y la comida que les gusta consumir, no es por lo general la más saludable. Es por ello que les corresponde a los padres, en primer lugar, ser inteligentes a la hora de insinuar alimentos nutritivos en los menús de la familia y, en segundo lugar, adoptar una postura razonable pero dura cuando los niños solo desean comer lo que a ellos les gusta y que no necesariamente los nutre y alimenta.


Desayuno

Un niño en un aula de clases cuya última comida fue la cena de la noche anterior, ha pasado al menos unas 10 o 12 horas sin comer, y el cuerpo de ese niño, con seguridad estará sintiendo hambre. Un desayuno nutritivo con cereales, frutas, lácteos, le proporcionará energía durante varias horas, hasta que llegue la hora del almuerzo. Un desayuno con una dona, por ejemplo, le proporcionará simplemente una rápida descarga de energía que dura unos 40 minutos, es decir, el tiempo que tarda el joven en pasar de la mesa del desayuno de su casa, a su aula de clases.

En la época de estudio, se necesita que el cerebro de los niños cuente con buenas reservas de combustible para que puedan sortear durante las horas de la mañana, asignaturas "pesadas" como la lectura y la aritmética, por lo que es muy importante que sus hijos desayunen alimentos que les permitan contar con la energía suficiente para poder aprender con facilidad.

Un batido de leche con vainilla y un par de cucharadas de miel, o con frutas como fresas, moras, plátanos, manzanas, etc., junto a unas rebanadas de pan integral o tostadas de trigo, les darán a sus hijos la energía necesaria que les permitirá soportar sin problemas la jornada de estudio de la mañana y les ayudará a llegar con energía suficiente hasta la hora del almuerzo.

Si al niño le gusta el cereal seco o cocido, dele un impulso extra con un poco de germen de trigo, nueces picadas, uvas pasas, arándanos u otras frutas que sirvan como complemento.

Si de la cena de la noche anterior ha quedado un pedazo de pizza sobrante, esta no le hace ningún mal desayuno. Es más nutritiva que cualquier otra comida rápida, y puede aumentar su valor nutricional, si le añade más queso del que ya trae consigo.

El yogur con frutas y granola, es otra excelente fuente de nutrientes, ideal para comenzar bien el día con toda la energía al máximo.

Almuerzo

Todas las comidas son importantes, y el almuerzo no es la excepción. Si sus hijos almuerzan en el lugar en donde estudian y usted debe enviarles el almuerzo ya preparado, entonces use la creatividad para que esa comida sea algo que sus hijos disfruten.

Las manzanas, las naranjas, los plátanos, etc., son frutas muy nutritivas, pero son muy fáciles de ser arrojadas a la basura. En su reemplazo, utilice esas frutas para preparar un buen jugo natural endulzado con miel. A la hora del almuerzo, sus hijos lo agradecerán.

Incluya un sándwich hecho con jamón y queso, o con pollo y queso y con rodajas de tomate, zanahoria, trozos de lechuga fresca, bañados en una salsa vinagreta que sea del agrado de sus hijos. Si a ellos les gusta, puede untarle mantequilla de maní al pan. Un sándwich de este tipo, aporta la mayoría de nutrientes necesarios para un estudiante en etapa escolar.

De igual manera, puede cambiar las verduras del sándwich y la mantequilla de maní por dátiles o nueces picadas, uvas pasas y maní, tocineta picada, jalea, compota de manzana, piña, fresas o cualquier otra fruta.

También puede hacer sus sándwiches con atún o salmón enlatado, acompañado con pepinos en rodajas, zanahorias ralladas, huevos duros, apio picado, etc.

Las posibilidades en la cocina son infinitas. Lo único que se necesita es de un padre o de una madre dispuestos a preparar comidas saludables y variadas para sus propios hijos.


Bocadillos después de la escuela

Una vez que un niño ha ingresado a la escuela primaria, ya no puede comer cada vez que tiene hambre, y puede pasar mucho tiempo entre el almuerzo y la campana final para volver a casa. La mayoría de los jóvenes llegan a casa queriendo y necesitando un impulso inmediato de energía y esto es una gran oportunidad para añadir alimentos nutritivos y saludables a la dieta del joven estudiante. Para muchos jóvenes, un bocadillo significa automáticamente algo dulce, sin embargo, el azúcar debe ser eliminado de la dieta tanto como sea posible, excepto en ocasiones especiales.

Ponga en la puerta del refrigerador un listado de todo lo que puede contener un bocadillo y permita que sus hijos los preparen a su gusto, pero eso sí, asegúrese de que puedan encontrar todos los ingredientes y que no haya nada al alcance de sus manos que los llene sin alimentarlos, como las bebidas azucaradas, los postres industriales, etc.

Mantenga siempre a mano una buena mezcla de frutos secos en un recipiente a prueba de agua. Las combinaciones son infinitas: nueces, virutas de coco, dátiles, semillas de girasol, maní, chips de plátano, uvas pasas, almendras, ciruelas, etc. Esto es un excelente pasabocas muy energizante para los pequeños que llegan a sus casas cansados de la jornada escolar.

Cena

Pareciera ser que la tradición de mantener tres comidas durante el día es la mejor manera de garantizar una dieta balanceada y equilibrada, pero la verdad es que es muy probable que no se necesiten tres comidas grandes al día para estar bien. Hay muchas familias que optan por cuatro o cinco pequeñas comidas a lo largo del día, y otras familias que optan por dos comidas principales muy bien balanceadas. Lo cierto es que no es una cuestión de vida o muerte si un miembro de la familia se pierde la cena. Ningún niño murió de hambre porque estaba jugando fútbol y se olvidó de venir a casa a cenar. El sentido común, la flexibilidad y la creatividad a la hora de alimentar a nuestros hijos, es la mejor manera de lograr que ellos se mantengan saludables.

A la hora de la cena, deje que los jóvenes se sirvan a sí mismos De esta manera pueden decidir cuánta comida quieren tener en sus platos y siempre pueden tomar una segunda porción de alimento si consideran que lo necesitan. Eso sí, tenga en cuenta que si sus hijos son obesos, deberá controlar la cantidad de comida que ellos comen para que no suban más de peso por comer más de la cuenta.

Haga que la comida se vea atractiva e interesante. Si lo que hay para comer es hígado, entonces corte el hígado que no es tan apetecido por los niños, en pequeños pedazos que ellos puedan comer con facilidad y sazónelo con alguna salsa que a ellos les agrade. Seguro que de esa manera se lo comerán con facilidad y sin protestar.

Involucre a sus hijos en el menú familiar. Permítales que sugieran alimentos conocidos y desconocidos, aunque es muy probable que muchas de esas opciones que ellos sugieran, necesiten ser discutidas en términos de si encajan o no en el presupuesto familiar y si son tan nutritivas y saludables como ellos necesitan.

Cuando vaya al supermercado, lleve a sus hijos con usted. De esa manera le será más fácil a ellos ayudar a sugerir los alimentos que más les gustan y de paso aprenderán desde pequeños el valor de la comida y evitarán desperdiciarla sin necesidad. De igual manera, usted podrá enseñarles que no todo lo que hay para que comer es algo saludable y nutritivo. Las papas fritas y los refrescos pueden ser muy deliciosos, pero nunca se compararán en términos de nutrición, a una buena porción de frutas o de vegetales.


Comida chatarra

La comida chatarra siempre estará presente, sobre todo porque sus hijos no pueden evitar ver anuncios de esta clase de alimentos por todas partes. Pero si bien es cierto que esta comida no es precisamente la mejor opción alimenticia que existe, permita que sus hijos la prueben muy de vez en cuando. Será una especie de premio o de motivación que no les hará ningún daño, siempre y cuando la mayor parte de la comida que coman, sea natural y saludable.

Por último, acostumbre a sus hijos a comer en familia cuando están en casa. Apague el televisor y el teléfono mientras comen y haga de la mesa de la cena el mejor lugar de reunión para una buena y fructífera conversación familiar.

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